Muchas veces la conducta de quienes conducimos y nuestras acciones pueden afectar las decisiones al frente de un volante.
Existen numerosos motivos y variables por los cuales permanentemente nos enfrentamos a un accidente de tránsito, ya sea como generadores del mismo o como víctimas. En los inicios de los 70 en muchos países, sobre todo europeos, se comenzó a hablar de la “psicología del tráfico”. ¿Pero de qué se trata específicamente?
Esta disciplina se ocupa del estudio de la incidencia del factor humano en nuestro modo de manejar y de cómo nuestras acciones pueden tener consecuencias en los niveles de accidentes.
Hay diversos factores que inciden en nuestra manera de conducir: la edad, el medio de transporte, la falta de atención, la fatiga y el stress laboral, entre otros.
¿Cuántas veces estamos en medio del tráfico, distraídos y sin el adecuado descanso? El estudio de nuestras personalidades y de este campo de la psicología en particular resulta muy útil para implementar mejoras en nuestra seguridad.
La conducción no es muy diferente a cualquier otra actividad en la que nuestras características personales tienen un impacto. Más allá de que a finales de los años 90 la psicología del tráfico no era tratada seriamente, hoy sabemos que la prevención es una construcción de la que todos somos parte.
Fuente: Centro Motor
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