En aquella esquina, donde los minutos pasaba como cual cuchillo en las venas; raspando con un miedo, miedo profundo y desolador. Pues asi estaba yo, porque errere en un deber no de un Licenciado sino de un Exelente Maestro. Después de muchas regañadas de bastantes docentes, llegue a un punto donde me centré; en mi ser y mi ser estar era tan grande; que me enamore del mismo. (La vida Universitaria). ¡Aquel viejo¡ dije Yo, la primera vez que le vi entrar, por esa puerta de color rojo de contextura delgada así como su iluso entrante, camino rumbo su escritorio tan campante como su figura notable de él. Y orgullo del si mismo. Cuando lo vi me dije a mi mismo; pues esté es uno más ellos (licenciados) que entran y pues por aquello se creen monarcas de sus reinos, donde mantienen sus leyes y sus reglas tan caprichosos y vanidosos de poder. Pues en una reino quien peón, habitantes y pueblerinos del mismo, si se vuelve insurgente o no le guste los modos hacer las cosas de su rey, eran ejecutado como cual cucaracha y olvidado por sus compañeros habitantes del mismo reino. (Pensé que la historia se va a repetir) Pues yo ya había conocido a un rey, de una materia de las 5 que se coge en el primer semestre de la dichosa Facultad. Volviendo a la de materia del egocéntrico, perfeccionista arrogante y despiadado. Quien por su poderío controla temporalmente, por el miedo infundido, quien monarca no es capaz de valorar los esfuerzos de muchos que no tenemos tiempo de pegar bellas perlas deslumbrantes en deberes mediocres; ni escribir biblias completas de letras con palabras mudas que después ni siquiera llena corazones vacíos de tanta ignorara que deja aquel licenciado creido, sus estudiantes quienes tarde o temprano llevaran a ruptura del reino, pues nunca supieron trabajar en equipo. Como la hormigas que vive cerca mi casa, las cuales como un gran ejército que hasta escribir estas palabras necias, seguro me han de hacer ido robando la mitad de mi huerta. El respeto, sin faltarse a nadie pues en este mundo todos tenemos un cuadrito, donde encajamos: pues sin nada más que decir a aquel gran monarca: ¡quien ama la perfección Es Él más imperfecto.¡ De ahí a coger un gran libro a las 9 am de cada martes y jueves. Era una gran descanso y salvación: para la ignoracia que venia con èl. Pues llego El gran hombre orgulloso, quien con testamento de color mojado su pasta y de bastantes no ¡bastantísimas¡ hojas que ya solo al verlo quería salir corriendo de aquella guerra. sin sentido ALGUNO Entra muy campante a su trabajo y orgulloso respondiendo saludos vacíos de sus estudiantes; era: de cabello negro, cuerpo flaco su físico, mediana de estatura, su nariz arraisgada y de ojos faces así era él.
vv Escritor EAP:::::FADIII