Supón que, por ejemplo, te haces un corte en el pie.
La herida activa los receptores de dolor del cerebro, llamados nociceptores.
Para ello, el pie envía dos tipos de información al tálamo, una estructura neuronal ubicada en el centro del cerebro, encima del hipotálamo.
Una de las informaciones sirve para la discriminación sensorial; esto es, para determinar cuál es la causa del dolor.
Y de acuerdo a la otra se decide la respuesta emocional; entre otras, que te guste lo ocurrido o que quieras que termine porque te hace sufrir.
En base a los datos recibidos, el cerebro registra el dolor como algo malo, centra la atención en ello y activa planes para evitar heridas similares en el futuro, relacionando el evento con otras experiencias desagradables anteriores.
¿Pero qué se sabe de la sensación de dolor?
Esto, junto a toda la cuestión de la experiencia subjetiva, es un misterio.
Comparte en:
Comentarios